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miércoles, 7 de octubre de 2009

EL NACIMIENTO DE SAN FERNANDO DE LA BUENA VISTA

La formación del pueblo de San Fernando de la Buena Vista comenzó en 1802, en un sector ubicado a unos tres kilómetros del Puerto de Las Conchas, conocido como Altos de Punta Gorda.

En aquel año, el padre San Ginés (un sacerdote destinado al Pago de las Conchas) construyó una pequeña capilla en Punta Gorda, que quedaría bajo la advocación de Nuestra Señora de Aranzazu. (Éste es el más lejano origen de la actual Parroquia Nuestra Señora de Aranzazu, situada en el centro de San Fernando, en el cruce de las calles Constitución y Madero).

Al parecer, el padre San Ginés tenía como objetivo la instalación de un nuevo poblado más alejado del Puerto de las Conchas, que se encontraba expuesto a continuas inundaciones. El sacerdote se preocupó por conocer la situación que vivía el pueblo, recorrió la región, dialogó con los pobladores escuchando sus necesidades y problemas así supo de las frecuentes inundaciones que afectaban la región y fue entonces que afloró en su mente la idea de trasladar a los vecinos del puerto, al cercano y mucho más seguro paraje Punta Gorda. Convencido de aquella necesidad, se trasladó a lo que hoy es San Fernando y en la actual calle Gral. Pinto levantó un simple rancho que le sirvió de vivienda e iglesia provisoria. A partir de entonces, se fueron instalando otros pobladores, que dieron origen a una pequeña aldea. Pero las previsiones del padre San Ginés respecto al Puerto de las Conchas se cumplieron poco tiempo después. En 1805, una gran inundación arrasó prácticamente con aquel poblado. Sus habitantes se trasladaron, entonces, al Alto de la Punta Gorda, lo que hizo crecer aún más aquella aldea.

Un censo realizado por esos días en el recién formado caserío da cuenta de sus dimensiones. En todo el asentamiento, había alrededor de 50 casas: 10 estaban construidas con ladrillos y techos de tejas, mientras que las otras 40 eran ranchos de adobe con techos de palmeras. En ese momento, había tres pulperías, un aserradero, una tahona, el cementerio y la capilla, donde vivía y trabajaba el padre San Ginés. En el Alto de Punta Gorda, vivían 238 vecinos más antiguos y otros 60 llegados a raíz de la inundación del Puerto De las Conchas.

La situación estratégica de este poblado fue desencadenante del interés que demostró por Punta Gorda el entonces Virrey del Río de la Plata, el Marqués de Sobremonte. La máxima autoridad del Virreinato se interesó por convertir el caserío en una “Villa”, rango que, por entonces, sólo poseían Buenos Aires y Luján. Esta situación implicaba la creación de otro cabildo, pero las intenciones de Sobremonte fueron frenadas, primero por el cabildo de Buenos Aires (que no deseaba perder atribuciones sobre esta porción del territorio) y más tarde, por las invasiones Inglesas, que acabaron con su carrera.

Fue el propio Virrey Sobremonte quien, después de visitar el lugar, designó al pueblo con el nombre que llegaría hasta nuestros días: San Fernando de la Buena Vista. Una querida leyenda del pueblo afirma que Sobremonte, parado junto a un ombú en las barrancas del pueblo y mirando hacia el río, expresó con asombro: ¡Qué buena vista! Esta exclamación daría origen al nombre completo del poblado (en la actualidad, se afirma que ese ombú histórico se encuentra junto a la quinta llamada precisamente “El Ombú”, donde funciona la Dirección de Cultura de la Municipalidad de San Fernando). El nombre de San Fernando habría sido otorgado en homenaje a la figura de Fernando VII, entonces heredero al trono de España, y a un monarca, de la misma corte e idéntico nombre, que fue canonizado por la iglesia con el título de santo.

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